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La Mediación que aporta valor: un cambio Cultural y Paradigmático en el abordaje de los Conflictos


Por Verónica Bianchi*


Partimos de la premisa que Harry Guntrip(1) ha formulado tan claramente “La teoría es un sirviente útil, pero un mal amo, susceptible de dar origen a ortodoxias de toda clase”.


Mucho se ha escrito acerca de la mediación, diversas escuelas y orientaciones se conocen. Lo que estas letras intentan es tomarlas a todas ellas como insumos, descartando los productos terminados e integrarlas con elementos pertenecientes a las diferentes culturas, idiosincrasias, contextos y mundos personales.


Podemos definir a la mediación como una negociación asistida por un tercero imparcial, dentro de un proceso dónde se ayuda a las partes que tienen un conflicto a comunicarse y realizar elecciones voluntarias e informadas, con el fin de transitar un camino de dialogo productivo. Todo esto dentro de un contexto constructivo que promueva la innovación, la detección de los verdaderos motivos que sustentan la disputa, la exploración de diferentes opciones de mutuo beneficio, promoviendo buenas negociaciones con uno mismo y con otros, logrando de ser posible acuerdos sustentables que impriman la ley que las partes puedan y deseen construir.


La mediación se encuentra incluida dentro de los llamados métodos alternativos de resolución de conflictos, más los nuevos paradigmas colaborativos, califican técnicamente al juicio como “la alternativa” dentro de una negociación. Con esto quiero decir, que lo que las partes puedan lograr dentro del contexto de mediación, puede ser evaluado como conveniente o no, teniendo como parámetro entre otros, aquellas probabilidades que el sistema judicial les aportaría en caso de no acordar. En términos cotidianos, el juicio será, el plan B.


Por lo tanto, cuando hablamos de la posibilidad de llegar a acuerdos en el ámbito de Mediación, es de destacar que estos pueden lograrse o no, pues el método no garantiza un único resultado. El acuerdo, si bien trae muchas veces alivio y satisfaccion, no necesariamente siempre es el mejor camino para gestionar adecuadamente la controversia.

Parafraseando al maestro Gandhi podríamos decir que buceando en nuestros pensamientos entenderemos nuestras palabras, eligiendo las palabras, podremos dar cuenta de nuestros actos, el conjunto de nuestros actos desarrollará nuestras costumbres que construirán nuestro carácter y éste forjará nuestro destino.


Siguiendo esta línea, surge la necesidad de repensarnos como seres capaces de auto componer nuestras vidas, ser verdaderos protagonistas de nuestras elecciones e integrar a las personas con las que nos relacionamos, como seres necesarios para la verdadera elaboración de infinitas negociaciones continuas y la transformación de los conflictos que nos vinculan, intentando no delegar a priori su resolución.


Es importante mencionar, para acercarnos a una definición de conflicto, que partimos de la idea de que vivimos en mundos interpretativos(2), o sea no sabemos cómo son las cosas, solo sabemos cómo las interpretamos.


Maturana, ha sostenido que nuestras percepciones resultan de las condiciones biológicas propias y no son exactamente correspondientes a las entidades que habitan nuestro mundo exterior y sus sucesos. Percibimos el mundo externo por medio de nuestros sentidos y es en la corteza cerebral donde se produce la diferenciación. Por ello los sujetos no reciben del mismo modo la información que proviene del mundo exterior y no hay posibilidad alguna de comparación entre el conocer y la prueba de ello (es el mismo proceso).


Así entonces, los momentos de crisis, pueden ser percibidos, como un peligro o como una oportunidad. El peligro es seguir aferrados a lo conocido y quedar cristalizados en nuestras creencias, acompañadas frecuentemente por argumentos que fortalecen esto o lo otro, el blanco o el negro. La oportunidad, es abrirnos a la búsqueda de elecciones conectadas con nuestras genuinas necesidades(3), estimulando el nacimiento de la creatividad, apartando el resentimiento y la polarización.


Y así surgen algunos interrogantes: ¿Podemos afirmar entonces que hay una única verdad objetiva? Frente a un conflicto con otro ¿Se puede hablar de una única razón o causa y deslindarnos de toda responsabilidad en la construcción de esta interacción?


Desde esta perspectiva, el conflicto lo describimos como un proceso complejo y dinámico que como tal, nace crece, se transforma y/o permanece estancado, prevaleciendo las interacciones antagónicas a las colaborativas y dónde los actores que intervienen lo hacen, percibiendo que sus intereses son divergentes y excluyentes.


Como vemos, en el proceso del conflicto las diferentes percepciones ocupan un lugar protagónico y los seres involucrados construyen la realidad mediante la atribución de significados. Por ello, su existencia es inevitable y para incidir en él, la mediación propone hacerlo otorgando voz y un sistema de reflexión facilitado por un tercero ajeno a la disputa “el mediador”, que solo tiene el genuino interés de acompañar y ayudar a las partes en un fecundo procesamiento que trascienda los sistemas explicativos, y se oriente a la detección de las necesidades e intereses primordiales de sus protagonistas.


Así entonces acercarse a la mediación permite:

  • Experimentar y construir procesos de pacificación personal y social. Como expresa Alicia Schmoller en su libro “La Sombra”, la transformación individual es la base para la transformación colectiva.

  • Conocer una práctica de procesar conflictos que reconoce los nuevos tiempos, más eficiente e integradora de la vida cotidiana, comercial y empresarial.

  • Reconocer que el pedido de ayuda a un experto operador de conflictos es un recurso disponible y nos involucra en el trabajo como protagonistas principales, recuperando la voz y la escucha.

  • Rever creencias, pensamientos y fijaciones que nos limitan.

  • Sentir que cuando las creencias dejan de ser certezas, entramos en el camino del aprendizaje, pues la certeza absoluta protege de la ambigüedad, pero encarcela y aísla.

  • Experimentar que, volvernos creativos abre caminos inexplorados y nos aporta mayores recursos, colocándonos en el terreno de la abundancia.

  • Internalizar al conflicto como una oportunidad de aprendizaje, posando la mirada en el futuro.

  • Transitar la negociación con uno mismo haciendo una especie de “turismo interno”(4), para lograr buenas negociaciones con los otros y ver a estos, como seres necesarios para la búsqueda de nuevos senderos que conduzcan a la elaboración de soluciones posibles.

  • Ejercer nuestros diferentes papeles, incorporando nuevas perspectivas y saberes.

  • Tener la certeza que se mantiene intacto y disponible el acceso a la Justicia, como alternativa de resolución de conflictos en el ámbito público.

Concluyendo, dentro del papel que desempeñemos (profesionales mediadores, abogados o partes), el proceso de mediación propone la conexión profunda con uno mismo, la exploración de habilidades naturales y nos impulsa a revisar conceptos y modalidades aprendidas en la resolución de los conflictos que se presentan en las relaciones interpersonales, enalteciendo y ampliando la mirada, que estará siempre orientada a la construcción de un futuro inclusivo.


*VERÓNICA L. BIANCHI

Abogada. Mediadora Privada y Prejudicial. Executive Master de Estudios Avanzados en Mediación y Negociación. Docente Universitaria y del Curso Latinoamericano en Mediación en Brasil. Consultora internacional en Políticas Públicas. Asesora del presidente del Senado de Puerto Rico en el proyecto de Mediación prejudicial Obligatoria. Consultora y Capacitadora en procesos de Cambio, Negociación y Comunicación desde abordajes Ontológicos. Conferenciante en eventos internacionales. Fundadora de Mediaras, Centro de Mediaciones Privadas en la Ciudad de Buenos Aires. Miembro Fundador de la Unión de Mediadores Prejudiciales de la Capital Federal, de la República Argentina. Coach Profesional acreditada por la International Coach Federation. dedicada al desarrollo de Equipos de Alto Desempeño, en empresas privadas, agencias de gobierno federal y estatal, Pymes y clientes individuales.



(1) www.psicoterapiarelacional.es (2) Echeverria, Rafael. Ontología del Lenguaje. Pág. 40 Bs. As., Granica,2007. (3)Schmoller, Alicia. La Sombra. Cómo Iluminar nuestros aspectos Oscuros. Pág. 64. Bs. As.:Ed. Kier,2007 (4) Fernández Longo, Enrique. Seminario de Negociación en Mediaras, Bs. As. 2007.

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